Como todos sabéis, el gato era un animal sagrado en el Antiguo Egipto. Pero, ¿dónde está el origen de esa adoración y cuándo?
Según la historia, tenemos que remontarnos al año 2009 a.C. La diosa gata Bastet defendió al dios sol Ra contra los ataques de la serpiente Apofis, una de las diosas más malignas.
Bastet, según la mitología, era hija y esposa de Ra y actuaba como la protectora de la familia y patrona del hogar. Bastet era diosa de la felicidad, el placer, la alegría, la feminidad, la música, y la danza. Bastet llegó a ser tan querida en Egipto que se construyeron templos en su honor como el de Bubasti en el delta del Nilo.
Durante la dinastía XXII se adoptó a Bastet como divinidad principal, por ello es conocida como Dinastía Bubastita. Convirtieron en capital del país a Bubastis.
El cementerio de gatos más grande de todo Egipto estaba precisamente en Bubastis. A este lugar acudían gentes de todo el país para dar sepultura a sus adorados felinos.
El nombre que los egipcios daban al gato era la onomatopeya “miu”. En cuanto al trato de los egipcios hacia los gatos, era muy especial. Cuando un gato caía enfermo recibía tantos cuidados y atenciones como un niño, y si a pesar de ello moría, toda la familia se vestía de luto. Eran embalsamados y enterrados en grandes panteones. Matar un gato estaba castigado incluso con la pena de muerte en el Antiguo Egipto.
Aquí tenéis el por qué de la adoración a los gatos en el Antiguo Egipto.